Emilia Ferreiro
IMPORTANCIA DEL DIBUJO EN LOS PROCESOS DE
LECTURA Y ESCRITURA
“Hay mucho de juego en el aprendizaje de la lectura y la escritura...
Jugar con el lenguaje escrito favorece la adquisición y el desarrollo de ese lenguaje en el niño” (Godman, Y.)
El juego es parte importante en el aprendizaje y desarrollo integral del niño o de la niña, y es justamente el dibujo una de esas actividades lúdicas que más disfrutan y experimentan los infantes.
El dibujo es una herramienta cercana para plasmar el pensamiento desde temprana edad, pues le permite organizar sus ideas y comunicarse con su entorno. Son muchas las bondades que se pueden señalar al uso del dibujo desde el nivel inicial hasta la escuela primaria, entre las que podemos citar: el desarrollo de la creatividad e imaginación, estimula su progreso cognitivo y capacidad de comunicación, la organización mental del mundo que le rodea, y también sus habilidades motoras y estéticas, entre otras más.
«Si se considera el dibujo como un proceso que el niño utiliza para transmitir un significado y reconstruir su ambiente, el proceso del dibujo es algo mucho más complejo que el simple intento que una representación visual»(Lowenfeld 1972, p.46) . Implica que el niño o niña dibuja para expresar sus propias necesidades y también para socializar con las personas
que le rodean, ya sea su grupo de pares u otras personas adultas de su entorno.
El dibujo como proceso sigue una evolución de acuerdo a las diversas etapas de desarrollo que atraviesan los niños y las niñas. El autor antes mencionado, presenta la siguiente secuencia en la evolución del dibujo: el garabato, etapa pre- esquemática, etapa esquemática, comienzos del realismo y pseudonaturalismo, y cada una de ella con sus características particulares.
GARABATEO
– Garabateo sin control:
son movimientos impulsivos, sin dirección definida, abarca todo el espacio disponible en el papel y lo hace
con gran placer.
– Garabato controlado:
Sus movimientos tienden a ser repetitivos de figuras más cerradas, se evidencia más control en sus trazos.
– Garabato con nombre:
En este tipo de garabato el niño o la niña ya lo hace con intención
y no sólo por placer, por eso, como lo indica Lowenfeld, adquiere valor de signo y símbolo, y por eso le asigna un nombre.
Es decir, pasa del pensamiento de movimiento simple a pensamiento imaginativo, esto sucede aproximadamente a los 3 años y medio.
No se recomienda, a madres, padres y docentes, forzar a la niña o al niño a ponerle nombre a su creación.
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